Yo soy un amante de los picantes, pero no me gusta el picante por el picante, sino el picante con un sentido, con un sabor, no solo para excitar mis papilas. Por eso quiero enseñaros a preparar la sriracha casera, la salsa con un nivel de picante suave que ha conquistado el mundo, una receta sencilla, con el nivel moderado de picante y con un toque dulce que enamora.

Esta salsa picante procede del sureste de Asia y es muy popular en Tailandia, desde donde se ha extendido al resto del mundo, fundamentalemente en su versión americana. Su nombre proviene de la ciudad homónima ubicada en la playa Sri Racha, donde se usaba como condimento.

Cuando la preparéis, podéis guardarla en frascos herméticos y esterilizarlos para tenerla disponible todo el año. Si no, os aguantará unos diez días en perfecto estado. Además, si la mezcláis con un poco de tomate frito o con concentrado de tomate, podréis hacer versiones más suaves para usar en pizzas, recetas de pasta y en guisos de carne. También es frecuente encontrarla mezclada con mayonesa para sándwiches, huevos revueltos y otras recetas.

Ingredientes

Para 6 personas
Guindilla                                                           8
Diente de ajo                                                   4
Vinagre de arroz                                          100 ml
Salsa de pescado thai (opcional)
una cucharada de café
Salsa de tomate (opcional) para suavizar,
una cucharada
Azúcar de coco o azúcar moreno
si no encontráis                                              30g

Abrimos las guindillas para retirar las venas centrales y las pepitas, para que la salsa sea más suave. Colocamos las guindillas, los ajos pelados y el vinagre en un frasco y dejamos reposar durante la noche para hacer una fermentación que bajará la potencia del picante y aportará deliciosos matices. Opcionalmente podemos añadir una cucharada de salsa de pescado thailandesa si queremos darle más potencia de sabor.

Al día siguiente, ponemos la mezcla en el vaso de la batidora, añadimos el azúcar de coco y trituramos para obtener una papilla. Una vez bien triturado durante unos minutos, lo pasamos a un cazo y dejamos hervir a fuego lento entre cinco a diez minutos. Retiramos del fuego y dejamos que se enfríe a temperatura ambiente.

Volvemos a triturar y obtendremos esta deliciosa salsa sriracha. Aunque no es una salsa que pique mucho, -lo que dependerá del tipo de guindillas o chiles que uséis-, opcionalmente se puede mezclar con un poco de salsa de tomate, o con mayonesa, aunque a mí me gusta mucho tal cual os la he contado.

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